DE 1870 A 1879
El realismo sigue dominando el panorama novelístico, como lo prueban las obras de José María Eça de Queiroz. El crimen del padre Amaro vuelve a tratar el tema del adulterio, al igual que hará Ana Karenina, denunciando la incapacidad del matrimonio y las relaciones socialmente aceptadas para poder satisfacer los corazones menos superficiales. Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain, también de carácter realista, es una obra donde se explican las travesuras de un joven en período de verano, con elementos de picaresca y costumbrismo.
Como evolución de este realismo nace el naturalismo de Émile Zola, el cual había comenzado a publicar en la década precedente pero que ahora alcanza fama internacional con sus novelas sobre los Rougon-Macquart. Los postulados naturalistas tratan de aplicar el positivismo en la literatura y consideran que las acciones de los personajes deben de explicarse por el ambiente que los rodea o su herencia genética (de ahí abundarán las sagas familiares). Dentro de la corriente experimental iniciada en las décadas anteriores escribe August Strindberg, cultivador del teatro del absurdo, o Arthur Rimbaud, poeta francés. Ambos cuestionan la realidad atacando a los fundamentos de la percepción y anticipan corrientes muy apreciados durante la posmodernidad. En la Península Ibérica se vive una literatura aún anclada en pautas del pasado. Así, el poema épico La Atlántida de Verdaguer o Rimas y leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer reivindican los rasgos del romanticismo más puro, como la añoranza del pasado, la presencia de elementos fantásticos exagerados o un amor imposible e idealizado. Fuera del ámbito occidental, Prathapa Mudaliar Charithram, de Mayuram Vedanayagam Pillai, fue la primera novela escrita en lengua tamil, hasta entonces empleada únicamente en poesía. Tōson Shimazaki fue un poeta romántico japonés que posteriormente pasó a la novela naturalista. |