DE 1860 A 1869
Los autores de esta década a menudo rompen con las convenciones genéricas. Así por ejemplo George Eliot, con Silas Marner, profundiza en un narrador lejos del clásico narrador omnisciente realista. Alfred Tennyson publica Enoch Arden, un poema narrativo que puede ser visto como el reverso del regreso a casa de Ulises en la Odisea. La lógica y el sentido del lenguaje se ven volteados en Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll, a pesar de ser una obra de literatura infantil. Peer Gynt es una obra de teatro en verso escrita por Henrik Ibsen en 1867 basada en un cuento popular noruego. Su característica formal más destacada es la falta de respeto a la regla de las tres unidades de Aristóteles, junto con el uso de los hallazgos sobre el inconsciente.
Sin embargo, no todos los escritores se alejan de los cánones estéticos de la época. Mujercitas de Louisa May Alcott mezcla la sensibilidad y sentido de la tragedia romántica con el costumbrismo realista, y Wilkie Collins une misterio y sentimiento en sus obras mayores publicadas durante este periodo. Es entonces también que se escriben las grandes obras del realismo ruso: Crimen y castigo de Fiódor Dostoievski (1866) y Guerra y paz de Lev Tolstoi. Julio Verne es uno de los padres de la ciencia ficción con obras como Viaje al centro de la tierra o De la tierra a la luna. Sus novelas, a pesar de ir dirigidas a un público más amplio, acabaron formando parte del canon de la literatura juvenil clásica y alentaron la aparición de nuevos géneros con elementos fantasiosos. Rosalía de Castro inicia el Rexurdimento de la literatura gallega. El neerlandés Multatuli denuncia con Max Havelaar los abusos del imperialismo. Mihai Eminescu, considerado el poeta nacional rumano, alcanza la fama durante esta década. Michael Madhusudan Dutt, por último, fue uno de los novelistas más relevantes en bengalí. |