DE 1850 A 1859
El realismo triunfa de manera decidida a partir de 1850. Los escritores describen de manera detallada lo que ven, sienten y hacen sus personajes de psicología compleja. No importan tanto las aventuras extremas como las vivencias interiores, a pesar de que el entorno sea cotidiano. Un tema recurrente es la difícil posición de la mujer, que para asegurar su posición debe casarse o tener amantes contra su voluntad y que luego es acusada por sus vecinos por sus relaciones. Se puede observar este tema en Madame Bovary (1857) de Gustave Flaubert y La dama de las camelias de Alexandre Dumas (hijo), novela realista que inspiraría La Traviata de Verdi.
El realismo se instala también en América, donde se inicia una nueva etapa en su trayectoria novelística. La letra escarlata de Nathaniel Hawthorne retoma el tema del adulterio y la hipocresía social de Flaubert pero en el entorno puritano, mientras que La cabaña del tío Tom de Harriet Beecher Stowe aborda la esclavitud y el racismo, un tema que será recurrente en la ficción de los Estados Unidos. Herman Melville escribe Moby Dick, donde un capitán de barco se dedica a cazar una ballena que se convierte en un símbolo de lo imposible. Esto no quiere decir que los autores se acomoden al orden burgués imperante. Muchos denuncian el vacío existencial que produce el famoso spleen o tedio absoluto que estará presente hasta el siglo XX. Así Oblómov, en la novela homónima de Iván Goncharov, se muestra un hombre rico pero pasivo, que no encuentra el sentido de la vida. Idéntico sentimiento expresa al principio la voz poética de Las flores del mal de Baudelaire, poemario que inicia el movimiento del simbolismo, una corriente estética que continuará el también francés Paul Verlaine. |